25 de mayo de 2010

In memoriam: Wintergreen

[...] y quise construir un cajón de la memoria. Por eso tomé un lipstick con olor a melón (nunca fue mío) que me teletransportaba a un viaje de verano, en donde el destino aparecía vestido de blanco, bajo unos cuantos grados celsius. Abrí mi armario y encontré un perfume, ese que solía rociarme con cierta frecuencia durante esa misma temporada antes de ir a trabajar, y el cual fue producto de más de una broma debido a unos pseudo-efectos provocados. Por último, encontré mi agenda de trabajo, llena de números y cifras, gastos, sueldos, fechas de laburo y días "off"; servilletas dobladas que contenían horarios de trabajo de las siguientes semanas. Ah, y por si fuera poco, encontré una entrada a un museo y varios tickets de compra de los que se obtienen en los centro comerciales luego de pagar; largos y estrechos papeles blancos que me traían a la mente nada más que mis pasos por distintos lugares.

Y las remembranzas...

Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Fiestas continuas, mañanas frías, máquinas de gaseosa, pizzas.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Nuevos amigos, ratones, sopa maruchán, casas ajenas.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Nieve, shuttle, "el poder", Fawn Ridge.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Paseos, compras, pudines, kekes (Little Debbie: Zebra Cakes, Strawberry Creme Cakes)
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Convivencia, alimentos con nombre, riñas, secretos.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Libertad, comida gratis, cafetería, honey mustard.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Risas, nieve, risas, crisis económica.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Comida, comida, nueva talla de ropa, comida.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Paseo, risas, Manhattan, sensaciones.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Pryor's, The Edge, Golden Corral, Chipotle.

Libertad, sensaciones, fotos, sensaciones, fotos, libertad.

Y ¿qué ocurre si lo único que me ata a esos momentos son mi lipstick, mi perfume, mi agenda y los tickets? Un conjunto de fotos en la memoria de la computadora que puede colapsar en cualquier segundo y unas imágenes mentales y sensaciones inexplicables adheridas a mi propia memoria...frágil. El testimonio parcial de lo vivido plasmado en este espacio y nada más. Porque hasta los kilos demás ya los he perdido.



11 de mayo de 2010

Y en un bolsillo...

La realidad duerme sola en un entierro
y camina triste por el sueño del más bueno.
La realidad baila sola en la mentira
y en un bolsillo tiene amor y alegrías,
un dios de fantasías,
la guerra y la poesía.
Tengo de todo para ver y creer,
para obviar o no creer
y muchas veces me encuentro solitario
llorando en el umbral de la vida.
PorSuiGieco - La Colina de la Vida

9 de mayo de 2010

Zae

En aquellos días Zae reconocía su independencia como su más preciado objeto de valor, no cabía en su memoria algo a lo que le haya concedido tanto espacio y entrega como a su discreta libertad. Era una emancipación interna, no necesitaba gritarlo a los cuatro vientos ni que la vieran andar sola por los calles. Le bastaba colmar esos días de insondables pensamientos que luego se guardaría para sí misma y para quien al verla no se conformara con la simple e innecesaria voluntad resguardada tras barrotes. Ella esperaba y prefería pensar en no pensar qué esperar, para no allanar el terreno a la decepción; pero por otro lado, siempre supo de su codicia imaginativa. Así que, aunque no quisiera, siempre estuvo a la expectativa de un "por fin", y vaya que le costó reconocerlo. El problema de la vida es que todo en algún momento pierde sentido momentáneamente, y las esperanzas ciertamente son parte de la vida y, como todo en ella, pueden no existir para algunos. Zae pensaba en lo que pensaba, nunca había estado más consciente del absurdo que supone la vida, y luego de asumirlo y soltar una siniestra carcajada echó a correr. Al pasar por medio de la gente miraba a todas las personas fijamente y sonreía de manera maliciosa, dueña de la vida entera.
A los dos minutos, despertó en la banca, en el extremo derecho, en donde siempre se situaba para observar a todos pasar, ir y venir alrededor de la plaza. ¿Será que más que autonomía lo que a ella le encantaba era la idea de propiciar un encuentro fortuito que determinara su vida, enmendando cada hilo de su enredada incertidumbre? Tal vez en igual medida. Tal vez disfrutara también de sus insignificantes pensamientos, pero tal vez sólo en la medida en que estos pudieran ser compartidos con alguien luego. Tal vez. Tal vez no tuviera nada más que ofrecer más que un cúmulo de pensamientos en soledad agridulce. Tal vez se preparaba para un futuro solitario. Al fin y al cabo, un "por fin" es un enunciado, y es parte de la vida, y como tal puede no existir jamás para algunos.