28 de diciembre de 2009

Películas en mi infancia (90's)

Luego de hacer una revisión de las películas que marcaron mi niñez durante la década de los 90, llegué a mis tres favoritas (las únicas tres que recuerdo, al parecer). Las dos primeras las vi muchas, muchas veces, ya que mi tía las tenía en videocassette. Bueno, estas son:


Hocus Pocus (1993)

Una noche de Halloween, Max, Allison y Dani encienden una vela en una casa antigua a sabiendas de que esto traería como consecuencia la vuelta a la vida de tres hermanas brujas, Winifred (Bette Midler), Mary (Kathy Najimi) y Sarah Sanderson (Sarah Jessica Parker), quienes hace 300 años había sido condenadas a muerte, tras haberle robado la vida a una niña y haber convertido a su hermano Thactery en gato. Es así que las brujas regresan y pretenden apoderarse de todos los niños y permanecer jóvenes siempre. Sin embargo, los otros tres jóvenes protagonistas emprenden una especie de lucha contra ellas, derrotándolas y liberando el alma de Thactery. [Gracias Wikipedia, porque realmente no recordaba muy bien la trama].

De Disney. Dirigida por Kenny Ortega.







Fly Away Home (1996)

Esta película la vi 23 veces. Amy (Anna Paquin), una niña de 13 años, luego de haber perdido a su madre en un accidente de tránsito, se traslada a Canadá para vivir en una hacienda con su padre (Jeff Daniels), un inventor a quien apenas conoce, lo cual hará difícil la convivencia al principio. Tras la destrucción de una zona forestal contigua a la casa de su padre, Amy descubre unos huevos de ganzo, ganzos que luego de nacer necesitarán migrar hacia el sur para el invierno, y ello será logrado gracias a la ayuda de Amy y su padre, quien construye dos avionetas con ciertos artilugios que permiten guiar a las aves al nuevo hogar.


Dirigida por Carroll Ballard.







Amy (1998)

Esta película solo la he visto 2 veces, pero me encantó. No he vuelto a saber cuándo la transmiten.

Amy (otra vez), interpretada por Alana de Roma, es una niña de aproximadamente ocho años, quien luego de presenciar la muerte de su padre durante un concierto en el que él era el protagonista, sufre un trauma y se torna aparentemente sordomuda. Después de mudarse a una ciudad, es con el apoyo y perseverancia de su madre (Rachel Griffiths), los nuevos vecinos y amigos, que ella decubre que sí se puede comunicar pero únicamente cantando.

Dirigida por Nadia Tass.



Ahhhhh...el recuerdo de aquellos años..

25 de diciembre de 2009

Ya es la hora

De salir.

No cree conveniente salir. Prefiero pensar que no soy yo, sino una fuerza externa. Sal. Si cumplo con todo un ritual en este año nuevo, con suerte lograré desalojarla para el año que viene. Se ha apropiado de algo ajeno, ajeno..o tal vez fui yo. Sal. Y parece haber sido parte de mi pasado inmediato, eso no es muy bueno. Sal.

De salir.



Y sí, sé que pude haber escrito algo referente a la Navidá.

23 de diciembre de 2009

Forastera


Hace unas semanas, antes de terminar el ciclo, decidí asistir por primera vez a una de las presentaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional, ya que así podría llenar una famosa "bitácora" de eventos y experiencias culturales para un curso, y además el acontecimiento me intrigaba hace regular tiempo. Entonces, me dirigí a pedir mis respectivas entradas gratis a una oficina de la universidad y el domingo siguiente me hallaba sentada en unas de las muchas butacas del auditorio del Museo de la Nación. Era necesario ir, tenía las entradas y cuando se cuenta con una oportunidad de presenciar algo nuevo y gratuitamente, es menester sacrificar el sueño de la mañana del domingo. Al llegar, advertí la cuantiosa asistencia de personas de la..segunda edad "y media" y de la tercera edad, quienes habrán representado el 70% de todos los concurrentes. El otro 30% comprendía a familias pequeñas bien vestidas, otras con atavíos más cotidianos semiformales y otras personas un poco más "chacras" como yo.......suelo vestir, aunque no lo hice en esta ocasión por no conocer suficientemente el código inherente a estos eventos; es así que como primera vez, decidí no arriesgarme a desentonar tanto, por si las moscas.

Fila N, asiento 20. Era una fila de cuatro butacas. Me senté y luego de un rato me percaté de dos ondeadas y cortas cabelleras color nieve situadas delante de mí, distanciadas por una de "color peluquería", quienes intercambiaban opiniones y expectativas sin conocerse. Para mi buena suerte (no es ningún tipo de sarcasmo) no habría nadie en los asientos colindantes al mío, yo tenía la entrada perteneciente a uno de ellos, pero fui con mi placentera soledad, y en el otro lado..pues no sé, pero no hubo nadie. Sin embargo, la presencia de una anciana ubicada junto a uno de los asientos vacíos me mantuvo cavilosa; ella también había asistido sola, y por alguna extraña razón, como parte de uno de mis tantísimos viajes "intramentales", tuve la sensación de ser la protagonista del cuento de Borges ("El Otro") y tontamente auguraba un diálogo entre yo (en el futuro) y..yo, y me descubriría diciendo:

- Usted se llama LяИ (apellidos). Yo también soy LяИ (apellidos). Estamos en 2050, en la ciudad de Amil*.

(*Siento mi poca creatividad para crear nombres futuristas)

Yo me negaría y ella trataría de convencerme empezando a decir cosas que sólo yo misma sabría. Y bablablá. Desperté (aparentemente).

La orquesta inició su gran muestra media hora después, hecho que sospeché desde un principio y por lo cual me preparé y llevé un libro..que apenas leí, porque ya que todo era nuevo para mí, me detenía observando cada cosa que pasaba ante mis ojos y disfrutando de la fascinación que me produce lo desconocido. Luego de haber empezado a tocar, me di cuenta de que definitivamente estas presentaciones no se pueden apreciar adecuadamente por televisión; yo lo había intentado pero lo único que había conseguido era transformar mi interés en sopor. La emoción que se percibe en el auditorio proveniente de los músicos y la pasión con que tocan no es bien conocida a través de una cámara, en mi opinión, y es algo semejante a despojar el aura a una obra.

Pese a que algunas melodías no me eran familiares, quedé embelesada con la exactitud y perfección con la que se desenvolvía todo el acto. Sentía que mis ojos, que pretendían ver a distintos miembros de la orquesta, no siempre lo lograban porque se perdían en las armonías; en esos instantes la música se había apoderado de gran parte de mi mente y ella mantendría mi concentración hasta el receso. Había llevado cámara, y consciente de mi condición de forastera, la saqué en pleno despliegue de violines, violenchelos, fagotes y todo lo demás, y grabé una parte de la melodía, pero no quería alzar mi súper súper dispositivo porque podría impedir la visión a la gente de atrás, así que no grabé imágenes, mas que las fotos que tomé al inicio y durante el ensayo de la orquesta. Como yo quería saber concretamente si el llevar cámaras estaba prohibido, la volví a extraer de mi bolso durante el receso procurando que una de las chicas que ubicaba a las personas me viera y me regañara o algo así. Dicho y hecho. No lleven cámaras. Pero bueno, yo había ido preparada para aprender del nuevo contexto y ya me estaba adaptando al entorno y sus términos, así como también aprendí, por ejemplo, que en este evento los aplausos duran un minuto y medio. Luego del receso, continuó la orquesta de manera brillante acompañada del carisma del director, quien supo hacer frente a unos desperfectos técnicos surgidos de imprevisto. En resumen: una experiencia que me embobó hasta que el último acorde de violín cesara.

Esta es una de las melodías que tocaron, la obertura de Orfeo en los infiernos de Jacques Offenbach. Es la más conocida de las tres que colmaron la sala.




El instante en el que me parece que captura más la atención es en el minuto 3:58, en donde se produce un cambio en el ritmo, y el fragmento más conocido de la melodía empieza en el minuto 7:25 (al que se le llama Can-Can, por evidenciar el ritmo propio de este baile).

Quedé más que satisfecha. Debo volver a insertarme en ese mundo paralelo que he dado por descubierto recién ahora.

16 de diciembre de 2009

Tararán

Mis piernas realmente claman por llegar a la cama
Mi estómago está tranquilo desde que se iniciaron las vacaciones
Mis brazos, por lo general, no hacen ningún esfuerzo sobrenatural
Pero sí lo intento con mi cabeza
Me amanezco varios días tratando de saber más y más de lo que sea, de lo que encuentre
música, vidas, libros, blogs, nombres, culturas..
Necesito hacer todo y el tiempo apremia

Pero estoy tranquila
Ayer me dormí a las 4 am después de terminar de leer un libro que tenía pendiente y luego de haber empezado a leer otro
No conocía al autor y lo googleé..

Tengo una lista de libros por leer, algunos comprados hace poco
Una lista de grupos y solistas que escuchar en youtube
Una lista de películas que debo ver
Una lista de muchas palabras que buscar en el diccionario
Una lista de otras cosas para hacer
Una lista de días y momentos en los que no quiero hacer nada
Siento que ahora tal vez tenga sueño
Pero mientras esté sentada puedo hacer cosas más productivas en lugar de dormir
Eso se va al tacho después, porque el tiempo aprovechado en la noche lo pierdo en la mañana siguiente
Durmiendo
Hasta tarde
Pero no importa, me gusta la noche, el silencio
Y despertarme cuando el sol ya está en toda su osadía, aunque dure menos
Mis días en vacaciones empiezan como a las 2 pm, a menos que tenga algún plan antes
Mis piernas hoy realmente claman por llegar a la cama
A mi estómago le da igual
Mis dedos y mi mente sí que son contreras.

11 de diciembre de 2009

Quítate los audífonos.

Habíamos estado ya sentados cerca de veinte minutos, y el repertorio era el mismo. Yo escuchaba sus canciones favoritas a través de sus audífonos sin que yo los llevara puestos; a él le gustaba el volumen alto. Yo, a su lado, le acariciaba la cara y lo miraba permanentemente, durante todo el camino a la universidad. Estábamos sentados en los asientos posteriores de una couster a la que parecía divertirle toda nueva maniobra que hiciera mantener en el aire por un microsegundo a todos los pasajeros. Nosotros dos, sin embargo, nos encontrábamos más allá de cualquier situación o contexto material que se pudiera describir y clasificar; los violentos movimientos del vehículo no me impedían abrazarlo y mantenerlo unido a mí a cada instante, literalmente.

Me ubicaba al lado de la ventana y él junto a mí, y a su otro costado nadie, aunque sí había un señor pensativo un poco más allá. No pensábamos en que las miradas se posarían tal vez sobre nosotros. Yo le preguntaba sobre asuntos banales y sólo para que apenas él respondiera yo enganchara mis brazos detrás de su cuello y empezáramos a besarnos, una y otra vez, muchos minutos, supongo. No estábamos más en el carro, sencillamente habíamos volado y la noción del tiempo se disipó con nosotros.

En medio de toda la pasión, me percaté de la nueva presencia de una chica que se había sentado a su lado e intentaba leer. ¿Cómo rayos pretendes leer en una couster? pregunto yo, siempre veo universitarios leyendo dentro del carro y parecen haber dejado todo a última hora. Pero no importa, yo lo tenía todo como para reparar en detalles ajenos a nuestro mundo. Lo tomaba de la mano mientras él tarareaba sus canciones metaleras; hablábamos dos minutos y el resto es historia..de gloria. Mis brazos alcanzaban su espalda mientras que nos comíamos a besos desvergonzados. La única larga interrupción fue la del cobrador; mostramos nuestros carnets universitarios al pagar, igual que la chica de al lado, quien "disque" disimuladamente los observó y luego torció la cara tras un gesto raro...bueno, me apena. Pagamos y el resto del camino fue nuestro de nuevo, emprendimos vuelo; sin embargo, esta vez la sensación de ser observada me causó incomodidad. Provenía de ella...yo mantenía los ojos cerrados pero percibía cierta mala vibra en el ambiente, así que por momentos solo aparenté hacerlo; y era verdad...la chica nos miraba intermitentemente y con disgusto, como recitando el popular "vayan a un hotel". Pero "no pues chica, tú no sabes lo que es el amor" pensé, sin frenar nuestras manifestaciones explícitas de afecto, "no creo que sea tu caso, no querrías mantenerlo en secreto". Luego de cada vistazo que nos echaba, volvía la cabeza reflejando en los ojos una sorpresa y un asco evidente que le hacía imposible seguir leyendo (si es que antes podía). No seas cucufata.

Luego de unos quince minutos ella no dudó en cambiarse de sitio a un asiento que se desocupó delante de nosotros. Yo me sentí más tranquila después de eso, aunque en ningún momento su anterior cercanía me impidió continuar con lo mío. No quería hacerla sentir incómoda, pero tampoco me iba a privar de los abrazos y todo, TODO lo demás. Claro que igual parecía un poco atónita frente a nuestro desenfado, pero era gracioso ver cómo contrastaban sus expresiones con las caritas felices de su bolso.
..

- Puente baja.

Una Calle de París?

Una calle de París,
no es tan sólo oro lo que allí perdí.
Una apuesta al corazón, nunca juegues si sólo queda tu honor.

Y en mi vieja habitación hay cortinas para que no entre el sol.
La noche se llevó los cuadros, la cordura y la fe.



Duncan Dhu

3 de diciembre de 2009

...ergo sum

Cuando pienso que estoy pensando, mientras pienso en algo, no puedo pensar bien.

Pero no importa.

Por lo menos sé que existo.