28 de septiembre de 2009

El día en que dejé de llorar


Este es otro recuerdo que tenía pendiente desde hace 13 años o más. Desde que era muy chica habían ciertas cosas que yo hacía o que me sucedían e inmediatamente después producían en mí un pensamiento: "seguramente esto lo recordaré cuando sea grande". Me gustaba imaginar que en mi mente podían caber todos los recuerdos de momentos que yo seleccionaba y guardaba al abrir mi memoria con ese simple enunciado. Incluso hubo ocasiones en que mi afán llegó a tanto que ponía en práctica mi capacidad memorística y los días siguientes al hecho trataba de evocar aquel suceso "especial" que había pasado por mi vida, simplemente por querer recordarlo y ayudar así a que al día siguiente lo siga recordando, en fin, una cadena [eso tal vez pueda explicar, en parte, mi gran atracción por el uso de diarios unos cuantos años más tarde]. Supongo que puedo decir, entonces, que ese método ha dado resultado para algunos casos. Durante todos estos años siempre he recordado, intermitentemente claro está, cuando me caí de una escalera del camarote donde dormían mis hermanos, si mal no recuerdo. No era una escalera propiamente dicha, sino un conjunto de barras delgadas de madera, todas horizontales, y las cuales eran usadas obviamente para subir y bajar y formaban parte de la cabecera compartida por ambas camas. Ese día no había nadie en la habitación, estaban todos en alguna otra parte de la casa, seguramente haciendo "cosas de grandes" que yo a mi 6 años, o menos, no sabía realizar; por lo tanto, me dedicaba a trepar al camarote de vez en cuando, si es que no participaba de una suerte de "campamento" que construía con mi hermano en la cama inferior, o jugaba con las populares muñecas rubias. En fin, ese día bajaba por las barras de madera del camarote, que para mí era gigante, teniendo en cuenta mi tamaño en ese entonces, y no sé si producto de un resbalón o una mala pisada, caí al suelo sentada. Yo ya estaba preparada para producir las primeras lágrimas por el dolor causado; sin embargo, para sorpresa mía, mi cerebro mandó señales como de retención a mis ojos, señales que yo no entendía. Habrá sido que el automatismo y asociación que encierra la relación "caída-golpe-dolor", y a la que estaba acostumbrada dejó de funcionar en mí o algo parecido y...en lugar de eso...mi sistema nervioso mandó indicaciones que de alguna forma querían transmitir un sutil "es hora de crecer". Me mantuve sentada en el suelo pensando por qué no lloraba; mientras tanto, emitía forzados quejidos de engreimiento como respondiéndole a mi cerebro un "sí me dolió, por si acaso". Al ver que mis intentos de lloriqueo barato eran en vano, me puse de pie y me fui, no sin antes pensar (aún sentada): "seguramente esto lo recordaré cuando sea grande", porque a fin de cuentas sí me había percatado de un cambio, e incluso me percaté de que me había percatado de ese cambio (¿un "metapercatarse"?). Desde aquel día las caídas al piso ya no eran causa de llanto, porque recordaba la tarde en que me había caído y algo en mí había paralizado mi reacción normal, así que supongo que decidía simplemente tratar de copiar ese instante, aunque eso no dependiera tanto de mí. Con el paso de los años, cuando evocaba ese día pensaba que realmente me parecía interesante haber guardado ese recuerdo, ya que creo que no todos se acuerdan del día en que dejaron de llorar por tonterías de un momento a otro.


Y efectivamente, heme aquí escribiendo lo sucedido hace aproximadamente 13 años gracias al enunciado sagrado de mi mente, que pudo grabar el día en que "maduré" a los 5 o 6 años.


[Aún me sigo preguntando por qué a esa edad le daba tantas vueltas a los asuntos, ¿es que acaso no tenía nada más importante que hacer que..pensar en el por qué de todo?]

De espejos y yos.

Recuerdo haberme mirado en el espejo cerca de 10 minutos. En ese tiempo vivía en una provincia al norte y contaba con 13 o 14 años de edad. La casa estaba vacía, no recuerdo por qué; y el espejo se situaba en una pared antes de llegar a la puerta de mi cuarto. Recuerdo haberme mirado cerca de 10 minutos. A esa edad todavía se me hacía difícil comprender ciertas cosas de la vida y me llenaba de interrogantes constantemente, las cuales no eran plasmadas en mi diario todas las noches porque sentía que eran difíciles de explicar, y me acostaba pensando que algún día podría descifrarlas. Me observaba fijamente y me daba cuenta de que a veces no me reconocía si me hacía un peinado distinto; es decir, me reconocía si me miraba al espejo porque sabía que este refleja evidentemente a la persona en frente, pero imaginaba que si no estuviera ahí de pie mirándome, probablemente a las demás personas les costaría reconocerme. Hablando de ello, recuerdo un día en el colegio en que una monja (era un colegio religioso) hizo un paréntesis en su clase para cuestionarse/nos sobre el por qué todas las mujeres traíamos el mismo peinado, que constaba de una graan raya al medio que dividía nuestra cabeza como un pan francés. Hasta ese momento yo no me había hecho esa pregunta nunca, y la respuesta no viene al tema, pero muy posiblemente sea la misma que responde a la pregunta de ¿por qué ahora la mayoría de mujeres traen la misma raya a un lado de la cabeza? es que, ¿acaso en todo el país se corrió el chisme de lo que dijo la monja en clase y quisieron responder de esa forma, uniformizándose todas de nuevo?

Volviendo al tema, recuerdo haberme mirado en el espejo cerca de 10 minutos. Miraba mi rostro tan absorta como si fuera un extraterrestre en un primer contacto con un humano. Y no entendía, cómo era posible que 6000 millones de personas aproximadamente tuvieran los mismos órganos en la misma ubicación y que, sin embargo no hubiera, ni habrá, un ser humano igual al otro. Veía en mi cara dos esferas marrones posicionadas de tal forma que reflejaban un aire triste cuando, exceptuando aquella parte, me cubría la cara con las manos. Durante esos años no me percataba de un pequeño bulto en mi nariz, o quizás no lo tenía, no lo recuerdo. Mis labios eran (y son) un poco gruesos, pero para ese entonces aún no sabía cómo regular su tamaño, aunque creo que no se trató de no saber cómo hacerlo, sino de la creencia de que debería verme bien sin tener que producir ningún gesto en el rostro o moderar las expresiones, es decir, exponer el rostro tal y como es, y de esa forma poder verme bien. Sin embargo, a veces veía mi rostro con ciertas facciones asimétricas.
Recuerdo haberme mirado en el espejo cerca de 10 minutos. En esos años, aparentemente dejé de darle importancia a ese tipo de asuntos, pues consideraba que no tenía solución, pero en el fondo me interesaba más de lo que creía. Sentía que debía saber cómo me miraban los demás, cómo lucía frente a ellos, probablemente no me veían de la misma manera en que yo me veía a mí misma; era complicado poder compartir esa desesperación con alguien a esa edad, y poder explicarla tranquilamente sin que los demás piensen que estoy medio loca o que tengo baja autoestima. Sí, durante ese tiempo realmente le daba una gran importancia a la opinión de los demás, y era una cuestión de identidad, no sabía bien cómo definirme a mí misma, así que no permitiría que los demás me definan con etiquetas en un momento en el que me veía tan vulnerable. Probablemente eso influyó en mi conducta tímida en gran parte.
Recuerdo haberme mirado en el espejo cerca de 10 minutos...y haberme preguntado cómo seré cuando tenga 20 años, para luego conformarme con imaginarme a los 18; pero luego pensaba en la posibilidad de que por alguna razón no llegase ni a los 18 y lo triste que sería no poder ver la transformación de una persona a lo largo del tiempo, lo cual siempre me ha resultado interesante.
Ahora, a 5 meses de cumplir 20 años, recuerdo aquel y muchos otro días en que hacía lo mismo y planteaba las mismas interrogantes, las que, por cierto, hasta ahora no respondo del todo..pero he aprendido a vivir con ellas, con las que surgen continuamente y surgirán tal vez ya no en frente de un espejo sino en frente de los demás, porque ciertamente me he encontrado de muchas maneras en ellos. Y es con ellos, justamente, con quienes he aprendido que todos, o la mayoría, en algún momento de su vida han practicado gestos frente al espejo para reducir ciertas desproporciones (que muy probablemente nadie note); que así como yo, otros también han incorporado gestos y expresiones a su presentación cotidiana, tornándolos cada vez más naturales; que nadie se da cuenta de eso; que he cambiado demasiado en 5 años; que no pensé llegar a ser como soy ahora; que me gusta todavía sentirme llena de interrogantes; a compartirlas; que los peinados (para la monja) y sus variaciones son simple moda y son parte de la construcción personal de cada uno, tan transitoria y de carácter tan social como la identidad, y tan irrelevante como para seguir escribiendo sobre ello.
Y con respecto al hecho de que existan tantos humanos con los mismos órganos y que, sin embargo, nadie se parezca a nadie, eso sí que es un misterio.
Me alegra haber crecido, en todo sentido, y ahora espero ansiosa tener 25.

23 de septiembre de 2009

Con cariño: Las féminas están locas locas.



...Y ya lo dirá, algún día, la conclusión de un reconocido libro de psicología para dummies (escrito por..mí): Las mujeres están locas, y no tratan de ocultarlo, no, porque por alguna extraña razón ellas parecen no haberse percatado de eso. Esta es la lista de No's que empleo con más frecuencia cuando me dirijo a ellas, pensándolo o diciéndolo explícitamente (lo cual no quiere decir que me hagan caso). Para mis amigas y desconocidas :) :


1. No, mujer, un hombre a la vez.

2. No, mujer, no le saques celos a tu enamorado (por enésima vez).

3. No, mujer, no salgas con tu ex (después de haber retomado la relación 4 veces..o más).

4. No, mujer, espera un poco antes de volver a estar con alguien, terminaron ayer, recuérdalo.

5. No, mujer, no lo ilusiones si no quieres nada con él, déjalo ir.

6. No, mujer, un clavo no saca otro clavo.

7. No, mujer, no creas en su "tomarlo con calma".

8. No, mujer, ¿cómo vas a estar con él si lo conoces una semana (..o menos)?

9. No, mujer, no con el amigo de tu ex.

10. No, mujer, no escribas mensajes subliminales en Facebook.

11. No, mujer, no porque te molesten con él, ya te va a gustar.

12. No, mujer, no te estoy pegando..todavía.



Pd: Iré agregando más No's a la lista conforme vaya recordando en el tiempo.

Pd2: Es un post algo irrelevante, lo sé, pero necesitaba sacarlo de mí.

Pd3: Debo admitir que como mujer que soy, la locura también vive en mí, pero hay que moderarse pues.

22 de septiembre de 2009

Algo y el derecho a huir

Son días como hoy los que se me hacen pesados, a pesar de no tener que cargar con nada "material", ningún tipo de tarea relevante que hacer. Es el tipo de pesadez a la que hasta ahora no encuentro qué causa atribuirle, simplemente el abrir de ojos en la mañana significa continuar con una larga rutina gris que intento evadir en mi mente, pero se hace patente hoy, y días como hoy. Y hoy pienso, una vez más, que me gustaría vivir lejos y sola. Recrearme a mí misma. La lejanía me permitiría poder ser una persona distinta cuando lo desee y no tener que dar explicaciones a nadie, hasta que eventualmente conocería a unas cuantas personas y sería yo de nuevo, pero con más solidez, porque luego de ser "otras" me sentiría más capaz de definir la esencia de mí misma. Luego viajaría nuevamente, conocería muchos lugares y pesonas nuevas. Apreciaré todo y cada detalle, hasta que un buen día retorne a los días rutinarios, esperando no toparme de nuevo con esta sensación de hastío, porque implicaría otro deseo de peregrinar por la vida, y no creo que cuente con el dinero suficiente como para darme el lujo tan seguido, así que tendría que conformarme con recordar aquellos días llenos de mí, porque los habré hecho míos. Por el momento, me desahogo plasmando mis ideas, momentáneamente utópicas, por escrito, mientras le busco un lado placentero al pesar de mi cabeza. Y no es que lo demuestre a los demás personalmente, pero bueno, para ello sirve esto.

12 de septiembre de 2009

Adagurdam

Y es muy tarde cuando reaccionas y cambias de perspectiva. Realmente no sabes por qué, simplemente es muy tarde, y lo que un día pensaste como posibilidad sí sucedió..y ya acabó también. Deja de soñar. Las imágenes oníricas debieron quedar atrás hace mucho tiempo; tal vez debido a ellas es que todo ha sido sobreestimado, entonces..descascarando la realidad, esta vendría a ser una gran red de naderías. Ah, pero qué interesante era todo antes de querer ver.

11 de septiembre de 2009

Pascualina


Domingo 31 de agosto del 2003:

"Hoy también chatié con M. Me dijo que me iba a decir el nombre de la chica y me dijo que tenía 6 letras y estaba en los primeros puestos. Yo pensé un montón pero no se me venía nadie a la mente más que los nombres: Snr, Mls y...Lяη. Cuando le pregunté el grado me dijo que lo esperara, que luego entraba. Lo esperé pero no entró...¿quién será? =S"




Extraño cuando la vida era así de simple.