13 de marzo de 2010

En el tren

« - [...] papel higiénico, pañales, coladas, comilonas. Es el sagrado círculo del hombre, y nuestra misión consiste no sólo en descubrirlo, captarlo y delimitarlo, sino en convertirlo en algo bello, transformarlo en cántico. Gracias a nuestra influencia, el papel higienico es casi exclusivamente de color rosa; es un hecho altamente edificante que le recomiendo medite a fondo, mi querida y ansiosa señora.
- Pero entonces es la miseria, la miseria -dijo la señora, con la voz vibrante, como la queja de una mujer violada-, ¡es la miseria maquillada! ¡Somos maquilladores de la miseria!
- Sí, exactamente -dijo Leroy, y Chantal entendió por ese "exactamente" el placer que le producía la queja de la señora distinguida.
- Pero, en tal caso, ¿dónde queda la grandeza de la vida? Si estamos condenados a las grandes comilonas, al coito, al papel higiénico, ¿quiénes somos? Y si sólo somos capaces de eso, ¿cómo sentirnos orgullosos de que seamos, como se nos dice, seres libres?

[...] Leroy interrumpió las fantasías de Chantal:
-¿La libertad? Al vivir su miseria, puede ser feliz o infeliz. Su libertad consiste precisamente en eso. Es usted libre de fundir su individualuidad en la olla de la multitud con un sentimiento de euforia o de fracaso. Nuestra elección, mi querida señora, es la euforia.

[...] Al ser la insignificancia nuestro destino, no debemos llevarla como una tara, sino saber disfrutar de ella».


Milan Kundera ("La Identidad")

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