31 de agosto de 2010

Tres al hilo.

Había olvidado lo porosa de mi naturaleza, la increíble capacidad con la que absorbo todos los estados de ánimo de los demás. Por momentos quisiera que las emociones solo choquen contra mi burbuja y dejen de reventarla, y dejen de calar en mi esponjosa seriedad, que cuando estoy seria es cuando con más urgencia necesito una depuración (o en su defecto, un psicólogo).

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