Siempre tuve curiosidad por saber qué era lo que tanto le llamaba la atención a la gente sobre la saga Crepúsculo y todo eso. A mí no me despertaba el más mínimo interés leer o ver películas protagonizadas por seres inexistentes, no le veía sentido, pensé que no me la podría creer así por así. Sin embargo, cada vez me percataba de que el número de fanáticos incrementaba a medida que se estrenaba una nueva parte de la historia en el cine, y además varias de mis más cercanas amigas pertenecían a este grupo; todo ello me llevó a tomar la decisión de pedir prestado ese libro de una vez por todas, darle una oportunidad y descubrir si yo estaba en lo cierto, si ese estilo en verdad no era uno de mis favoritos.
Es así que me encontré leyendo Crepúsculo (sí, recién el primer libro) durante mis últimas noches y madrugadas; las dos primeras noches leí tranquila, no mucha cantidad de páginas porque también deseaba invertir tiempo en otras cosas. Para la tercera noche ya me descubría a mí misma comiéndome ansiosamente el libro tanto como al famoso vampirijillo Cullen en mi mente.
Sí, BINGO, había descubierto el peligroso anzuelo causante de toda esta histeria colectiva (o por lo menos, uno de los principales promotores) entre tanta fanaticada atestada de féminas: Edward Cullen. La imagen y todo lo que te pinta el libro acerca de este personaje es tan engatusador que una cándida lectora termina por olvidar que este prototipo de hombre es tan irreal como, ciertamente, lo es el encontrar un vampiro caminando por ahí en un colegio. Quién lo diría..ahí estaba yo, ya insertada en ese disque imposible mundo, pese a mis primeros cuestionamientos sobre tal posibilidad.
De repente,
sentí una gran irritación cuando me di cuenta de que había una parte que había sido suprimida de mi nada original libro prestado, y para mi buena suerte se trataba de un fragmento realmente interesante que yo aguardaba inquietamente por leer. En fin, después de maldecir un par de veces el texto lo dejé pasar, había más por leer y quizás eventos aún mas atrayentes...y así fue. No me pude despegar del libro ni por un instante e incluso podría apostar que pospuse como cuatro veces, cada nueva hora, mi turno de dormir, aunque debía despertarme temprano a la mañana siguiente (una de las pocas veces en que tengo 'mañana'), hasta que a regañadientes tuve que cerrar el libro e intentar descansar.Debo admitirlo, yo también he caído en las redes de Edward Cullen, tan irresistiblemente irreal (¿o irrealmente irresistible?). Ahora comprendo todo, y el punto es más o menos este: Edward se siente tentado a beberle la sangre a Bella y ella, junto a todas las lectoras, se lo quieren comer a él.
..Y aún no he visto la película.
Ahora debo terminar de leer las hojas que restan y pasar a la segunda parte.
Rawr.
2 comentarios:
Yo vi la película uno.
Y no la odié.
Yo tampoco la odié, pero tampoco me gustó tanto. Después de haberla visto habiendo leído el libro sientes que todo va demasiado rápido y que han omitido partes buenas. Y aunque los productores son los mismos en toda la saga (no como los directores, que van cambiando), dicen que la segunda es mejor.
Con el libro sí estoy enganchada, ya me están por prestar el segundo :)
Publicar un comentario