¿dónde merece mi sombra ser aplacada?
sentada frente a una máquina en un lugar cuya luz me estremece la sien
o en las calles amarillas donde la noche siempre me gana en premura.
Cuando un plan se marchita sólo queda pensar en hipótesis. Pero de haberse consumado posiblemente no hubiera escrito estas líneas. Y tal vez hubiera preferido no escribirlas y salir a tomar aire en su lugar, y así saber que lo imprevisto se convierte en plan.
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