4 de enero de 2011

Boca arriba

Sentir las sábanas frías sobre los pies desnudos y mi cabeza alborotada siempre al despertarme. Hay veces en las que empiezo a apreciar ciertos detalles de toda una vida solo cuando intento huir de ideas que me sentencian en breve (se precipitan siempre), de las que tienden a ocupar mucho espacio en mi turbulenta cabeza, cuyo buen reflejo son mis cabellos aturdidos que nunca encuentran salida y forcejean a todos y contratodos. Esas ideas que, finalmente, terminan por estremecer también mis manos, brazos y pies, mis pies descalzos entre las sábanas frescas y el olor a insomnio.

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