22 de julio de 2010

¡bienvenida de nuevo!

...porque he abrazado nuevamente al inmune azar, que sin rencor ha regresado a mi nebulosa distendiendo todo tipo de peso que sobre mí misma impuse..y porque, luego de muchos meses, me parece ver renacer a la cordura cada vez que me sorprendo mirando el techo. Porque solo cuando me entregué al sino aquella noche fue que pude, repentinamente, dormir. Y desde el despertar del día siguiente no siento más que mi propio flote y las piruetas y los bailes y las sonrisas en una casa de espejos.

Yo no creo en el destino, pero por mi bienestar mental debo eventualmente dejarme acariciar por las casualidades y librarme de la carga que es tener que conducir una vida siempre hacia donde yo quiero. Quién sabe, tal vez el azar sea más prudente que yo (y piense menos también).



15 de julio de 2010

knock knock, quién es, la muerte.

La distancia entre ella y yo medía lo que una cama de dos plazas. Ella yacía en el suelo, dándole la espalda a la ventana y se aferraba fuertemente a los edredones como si fueran anclas, las arañaba con sus pinzas carmín y, por momentos, recostaba la cabeza en su brazo tan solo para levantarla de nuevo con un gesto aún más aterrador y dejando huellas de sus dientes en los restantes colores vivos que encontraba en su muñeca. El dolor parecía interminable, y sin embargo yo me encontraba a unos metros de ella, en la misma habitación, de pie al lado de un hombre que en ese momento pensaba conocer bien. Yo la miraba con detenimiento, impávida y no me preguntaba a mí misma qué hacía, porque se supone que aquello estaba más que claro. Más que evidente el intento de suicidio de una desconocida que gemía de dolor al ver que su ansioso resultado tardaba en llegar, y yo...dejándola morir. El hombre de mi lado vestía terno y me parece haber reconocido en él a algún familiar, igual de impasible que yo, como si nuestra presencia en ese instante se debiera a una obligación legal, como si fuera necesario ser testigo de algo que debiera fluir naturalmente para luego nosotros poder narrarlo. La mujer se retorcía de dolor pero en ningún momento reparó en gritar o pedirnos ayuda, ni siquiera en mirarnos, era como si el dolor la estuviera cegando progresivamente. Llevábamos ahí casi veinte minutos y de mi rostro empezaron a brotar lágrimas, sentí un temblor en las piernas y un mareo pavoroso que me sacudió y no dudó en tirarme abajo. El intento de volver a pararme fue en vano, me había torcido el tobillo y además el mareo se había incrementado. Una sensación de impotencia me retenía casi inmóvil, y pensé que todo había sido producto de la impresión, de la fuerte escena de la que habíamos sido "testigos". De pronto, un dolor en el abdomen hizo que me contraiga y cuando he girado la cabeza para pedir ayuda al hombre de terno me di cuenta que detrás de mí no había sino una ventana. No entendía qué ocurría en la habitación, por qué el aire comenzaba a hacerse denso, tan denso que parecía irrespirable...intenté formar un hoyo con mis brazos para poder aspirar lo poco que parecía quedar de oxígeno en el cuarto, pero difícilmente pude mover los brazos. Cuando viré hacia abajo entendí todo. Mi brazo derecho lucía como un alambre incrustado en mi barriga y al desprenderlo lo vi tornarse de distintos colores, blanco, morado, pero nada más terrible que el rojo de la sangre que caía de él. El carmín de mis uñas lucía totalmente vivo en comparación con ese color que poco a poco notaba más opaco, mientras el dolor crecía y todo alrededor iba convirtiéndose en una visión extraña e iba perdiendo sentido. Con suerte pude hacer reposar mi brazo sobre la cama, recosté mi cabeza sobre él y en el instante en que vi mi ropa bañada de sangre comprendí que la pistola que yacía a unos centímetros de mí había sido mi cómplice. La respiración era completamente entrecortada, podía pasar un minuto sin siquiera poder inhalar y sin mantener la mirada fija en un punto, mientras que el dolor desaparecía en esos precisos instantes, y en lo más profundo de mi subconsciente iba calando la idea de que pronto todo surtiría el efecto que esperé. La poca fuerza que me quedaba antes de rendirme la empleé para levantar la cabeza y darme cuenta de que a unos pasos de mí, cerca a la puerta de entrada estaba yo, con una ropa gris y de pie al lado de mi hermano, contemplando mi propia muerte, mi propio suicidio. Yo, evidentemente, no podía emitir palabra alguna, y tampoco lo habría hecho, el insondable dolor solo me permitía distinguir algunas sombras y ojos, mis oídos ya habían claudicado y adormecidos solo repetían el eco de lo que yo creía que eran mis gritos; el aire helado me envolvía como si fuera la misma sábana blanca de la cama, hasta que mis pupilas terminaron por petrificarse y por fin pude mirar a un solo punto fijo, en el techo.

la memoria. lado A

Siempre suelo subestimar la memoria de las demás personas, no sé por qué; solo pienso: "bah, seguro que no se acuerda de eso", debe ser una forma de tranquilizarme a mí misma acerca de cosas que tal vez hice y prefiero que no sean recordadas, o simplemente una manera de jugar a quién recuerda más. Jugar con hipótesis en torno a la fragilidad de la memoria de los demás y sentir que yo sí recuerdo hasta el más mínimo detalle...sí, no es el juego más divertido pero es gracioso cuando converso con alguien y mientras esa persona despliega todos sus posibles dotes verborreicos, voy pensando en cómo fue que nos conocimos, todas las impresiones que me llevé en su momento (esto es, imagen mental aunada a una etiqueta con descripción. Bueno, no exactamente) y voy soltando de a pocos un monólogo mental que creo que sonaría interesante si es que la escena fuera llevada a un corto. Por lo general, después de conocer lo suficiente al otro, suelo lanzar en medio de algún diálogo un "recuerdo que", aunque no inicie así de literal, para después obtener como respuesta un: "oye, ¿cómo te acuerdas de eso?" y yo vuelvo a sentir que tengo el poder (aquí va el "muajaja"), mientras sigo pensando: "y no sabes todo lo que también recuerdo". Ahora, tal vez no sea la única que hace esto, es posible que todas las personas del mundo lo hagan y yo no sea más que una ilusa a quien le gusta escribir en su blog sobre asuntos que cree difícil contar en persona. Y que esto no solo lo haga todo el mundo, sino que todo el mundo me engaña haciéndome sentir falsamente poderosa, porque puede que mientras me dicen el "oye, ¿cómo te acuerdas de eso?" piensen: "claro que lo recuerdo, como también recuerdo esto, esto y esto; pero no lo cuento porque no lo creía tan importante / porque no quería hacerte sentir importante / porque no quiero que piensen que presto demasiada atención a cosas así/ porque no quiero sonar como tú".
Bueno, a mí me gusta prestar atención.
Y sí, tiendo a imaginar qué piensan las demás personas constantemente.

6 de julio de 2010

pensamientosenelmicro

me encanta esta canción

esa rampa da miedo

ese cartel es demasiado antiguo

me ha aumentado la medida

quiero chocolate

no releí el trabajo

deje de ensuciar mi casaca, siéntese como una persona normal

odio cuando los locutores cantan la canción que suena, y que hablen

sol por fin

qué fregado eso de que no haya destino

blog

cargar uno mismo con lo hecho o no hecho
ahorita mi presente sería distinto si no hubiera hecho algunas cosas...o quizás no...

¿debí quedarme en la universidad?

organizar agenda

quiero viajar

bonito carro

hay tanta información en internet

que será de su vida

canción del 2003, fácil acordarse del año

no no no no no

lo del hueco en la memoria

conocer

necesitaré un psicólogo más adelante

imaginación nociva

necesito plata para todo

quiero mi cama

viajar en carro de noche

necesito saber el futuro

hartazgo, la he escuchado muchas veces

bailar

ya estoy pensando de manera muy cuadriculada y en función de lo que plasmaré en el blog

basta

terminar el libro

que será de esta vida

caminar caminar

nunca me lo encuentro en esa esquina

no quiero bajar del micro

baastaaa

es la última vez que pretendo transcribir mis pensamientos

la intención me hace pensar en oraciones mejor estructuradas de lo que son en verdad

piensa otra cosa, no pienses

imágenes, imágenes

la mente humana puede ser tan poderosa.

9 de junio de 2010

Kabúm

Esta que escribe es mi mente agotada, no tanto de estudiar como de indagar y ahondar en ideas meramente mías. Y no tanto de indagar y sumergirme en ideas tontamente oníricas como de querer bloquearlas. Tal vez todos mis rodeos mentales sean producto de tanto estudio, creo que buscan escapatoria por todos mis poros justo en los momentos en los que ando más cubierta de deberes. La imaginación puede ser tan perversa. El estudio más aún.
La combinación de ambos..totalmente explosiva.

25 de mayo de 2010

In memoriam: Wintergreen

[...] y quise construir un cajón de la memoria. Por eso tomé un lipstick con olor a melón (nunca fue mío) que me teletransportaba a un viaje de verano, en donde el destino aparecía vestido de blanco, bajo unos cuantos grados celsius. Abrí mi armario y encontré un perfume, ese que solía rociarme con cierta frecuencia durante esa misma temporada antes de ir a trabajar, y el cual fue producto de más de una broma debido a unos pseudo-efectos provocados. Por último, encontré mi agenda de trabajo, llena de números y cifras, gastos, sueldos, fechas de laburo y días "off"; servilletas dobladas que contenían horarios de trabajo de las siguientes semanas. Ah, y por si fuera poco, encontré una entrada a un museo y varios tickets de compra de los que se obtienen en los centro comerciales luego de pagar; largos y estrechos papeles blancos que me traían a la mente nada más que mis pasos por distintos lugares.

Y las remembranzas...

Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Fiestas continuas, mañanas frías, máquinas de gaseosa, pizzas.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Nuevos amigos, ratones, sopa maruchán, casas ajenas.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Nieve, shuttle, "el poder", Fawn Ridge.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Paseos, compras, pudines, kekes (Little Debbie: Zebra Cakes, Strawberry Creme Cakes)
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Convivencia, alimentos con nombre, riñas, secretos.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Libertad, comida gratis, cafetería, honey mustard.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Risas, nieve, risas, crisis económica.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Comida, comida, nueva talla de ropa, comida.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Paseo, risas, Manhattan, sensaciones.
Lipstick, perfume, agenda, tickets.
Pryor's, The Edge, Golden Corral, Chipotle.

Libertad, sensaciones, fotos, sensaciones, fotos, libertad.

Y ¿qué ocurre si lo único que me ata a esos momentos son mi lipstick, mi perfume, mi agenda y los tickets? Un conjunto de fotos en la memoria de la computadora que puede colapsar en cualquier segundo y unas imágenes mentales y sensaciones inexplicables adheridas a mi propia memoria...frágil. El testimonio parcial de lo vivido plasmado en este espacio y nada más. Porque hasta los kilos demás ya los he perdido.



11 de mayo de 2010

Y en un bolsillo...

La realidad duerme sola en un entierro
y camina triste por el sueño del más bueno.
La realidad baila sola en la mentira
y en un bolsillo tiene amor y alegrías,
un dios de fantasías,
la guerra y la poesía.
Tengo de todo para ver y creer,
para obviar o no creer
y muchas veces me encuentro solitario
llorando en el umbral de la vida.
PorSuiGieco - La Colina de la Vida

9 de mayo de 2010

Zae

En aquellos días Zae reconocía su independencia como su más preciado objeto de valor, no cabía en su memoria algo a lo que le haya concedido tanto espacio y entrega como a su discreta libertad. Era una emancipación interna, no necesitaba gritarlo a los cuatro vientos ni que la vieran andar sola por los calles. Le bastaba colmar esos días de insondables pensamientos que luego se guardaría para sí misma y para quien al verla no se conformara con la simple e innecesaria voluntad resguardada tras barrotes. Ella esperaba y prefería pensar en no pensar qué esperar, para no allanar el terreno a la decepción; pero por otro lado, siempre supo de su codicia imaginativa. Así que, aunque no quisiera, siempre estuvo a la expectativa de un "por fin", y vaya que le costó reconocerlo. El problema de la vida es que todo en algún momento pierde sentido momentáneamente, y las esperanzas ciertamente son parte de la vida y, como todo en ella, pueden no existir para algunos. Zae pensaba en lo que pensaba, nunca había estado más consciente del absurdo que supone la vida, y luego de asumirlo y soltar una siniestra carcajada echó a correr. Al pasar por medio de la gente miraba a todas las personas fijamente y sonreía de manera maliciosa, dueña de la vida entera.
A los dos minutos, despertó en la banca, en el extremo derecho, en donde siempre se situaba para observar a todos pasar, ir y venir alrededor de la plaza. ¿Será que más que autonomía lo que a ella le encantaba era la idea de propiciar un encuentro fortuito que determinara su vida, enmendando cada hilo de su enredada incertidumbre? Tal vez en igual medida. Tal vez disfrutara también de sus insignificantes pensamientos, pero tal vez sólo en la medida en que estos pudieran ser compartidos con alguien luego. Tal vez. Tal vez no tuviera nada más que ofrecer más que un cúmulo de pensamientos en soledad agridulce. Tal vez se preparaba para un futuro solitario. Al fin y al cabo, un "por fin" es un enunciado, y es parte de la vida, y como tal puede no existir jamás para algunos.