5 de enero de 2011
# 76 (Porque es más fácil pensar en un número que en un título)
Lo es el no saber cuánto debe durar la cordura.
4 de enero de 2011
Capítulo 40: ¿Platónico? (el regreso, ¡no lo lean!)
Esta vez, a diferencia de muchas otras anteriores, el término "platónico" lo sentía, irónicamente, muy lejos de poder caracterizar la situación, no tenía idea de por qué, sencillamente podía imaginármelo conmigo con total descaro y sin sentirme ni un poco culpable de mis pensamientos, sin recriminarme algo acerca de su real posibilidad de suceder o qué se yo. Me gusta soñar despierta lo más que pueda, no tengo reparo..y era él la víctima escogida. Lo seguí con la mirada mientras pude, él avanzaba rápido y desequilibrado, como siempre. Podría reconocer su caminar inquieto en cualquier lugar, era muy..él, eso me facilitó la persecución por entre los estantes y las personas que se atravesaban por mi camino dentro de ese supermercado. Para ser sábado, ese día me pareció mas caótico de lo normal, o de repente es que era justo ese día en especial en el que no deseaba ver tanta gente obstaculizándome la visión, así hayan sido solo unas diez personas. Bueno, él estaba solo y mientras yo lo escoltaba más atrás me preguntaba por qué, es más, por qué SIEMPRE lo veía solo, aunque las veces que lo había visto no necesariamente ameritaban de compañía..pero aun así..tenía cara de estar solo...y soltero (claro que mucho tiempo atrás yo ya me había fijado en la ausencia de anillos en sus dedos, solo por si acaso). Solo portaba su morral de siempre -a lo mejor cargado de discos- vistiendo de la misma manera despreocupada de siempre (colores nada llamativos), todo en él era común, excepto él mismo, por eso me era fácil quedarme contemplándolo, porque el contraste resultaba preciso y hasta necesario, podría decir, como para que te fijarás en lo más resaltante.
No sé cuánto tiempo estuve hipnotizada mirando su espalda avanzar y su mirada perdida buscando algún cereal y café..debió haber sido solo unos ocho minutos. Todo era surreal, yo estaba ahí, sola, y entré a ese local únicamente para comprar algo de comer en el camino de regreso a mi casa, pues había asistido a una reunión en la tarde. Eran diez para las nueve de la noche, estaba ligeramente lejos de mi casa, pero eso no fue motivo para apresurar mi retorno, no después de lo que vi y seguía viendo. Él ya se acercaba a la caja registradora para pagar su café, cereal y una caja de cigarros que acababa de tomar, mientras que yo dudaba si hacer lo mismo en una caja contigua o si sería extrañamente coincidente; decidí esperar a que él pagara lo suyo y luego yo pagaría lo mío en otra caja, cosa que él ya estaría saliendo de la tienda para cuando yo acabara de cancelar y luego retomaría mi seguimiento. Pagué y volteé la cabeza para que no se perdiera de mi vista, pero ya era demasiado tarde..su caminar acelerado me había jugado una mala pasada, sin embargo, de todas maneras me apuré en terminar y corrí hacia la salida, y fue ahí que lo vi subiendo a un auto negro y despegando de mi panorama hacia quién sabe dónde. No quité mi mirada de aquel auto por unos segundos cuando sentí la presencia de alguien cerca de mí y su mirada puesta en mi cara -la cual supongo lucía desesperada después de todo-.
- Oye tú eres alumna mía, ¿no? -me dijo sonriendo
No sé exactamente cómo reaccioné ante este hecho y además ante la confusión anterior de verlo irse en el auto negro. Debo haber puesto cara de desconcierto total, por lo que él respondió luego:
- ...Eh...o tal vez te estoy confundiendo con otra persona - lo dijo de la manera más dulce en que una persona de trienta años podría haberlo hecho jamás.
- No no, sí estoy en tu curso -dije, y me di cuenta de que..oops- en SU curso -me corregí.
El sonrió con esa expresión tímida y vacilante que me hacía volar y expresó:
- Puedes tutearme, no hay problema, si no me haces sentir más viejo, así que dime Adrien nomás
- Está bien, Adrien - dije de forma muy nerviosa conteniendo la emoción del momento, y señalándome le dije el nombre por el que me gustaba que me llamaran.
- Y..¿qué haces por acá? parecías un poco..preocupada hace un momento
- No no, estoy bien, pasaba a comprar algo para comer en el camino solo que me pareció ver a alguien conocido por acá afuera..pero creo que no era -moviendo mis manos para explicarme "mejor", es lo que hago cuando estoy nerviosa
- Ah bueno -dijo sin dejar de sonreir, como si se estuviera riendo de mi nerviosismo- ¿y estás sola a esta hora y por acá?
- Sí, es que estuve en una "reu" en la tarde hasta ahorita y la casa era por acá cerca pero ya tenía que regresar a mi casa, porque más tarde me da más miedo
- Sí, me imagino, y ¿cómo te estás yendo a tu casa, alguien te va a recoger o cómo?
- Ya quisiera -y me reí porque me gusta esa frase, se aplica a todo contexto- me voy en micro, por eso tengo que volar, si no después no encuentro carros que pasen por Guardia Civil
- ¿Guardia Civil? ¿San Borja?
- Síp!
- Mira, yo me estoy yendo ahorita en taxi hasta La Molina, si quieres vamos en el mismo carro, para que no te vaya a pasar nada, es un poco peligroso a esta hora y más aun si estás sola
...
...
No era un sueño, era real, después de eso podía venirse un huracán encima, qué importaba.
Me hice la dubitativa para que no pensara que confiaba plenamente en él, pero al final acepté. Mientras cruzábamos la pista uno al lado del otro, yo pensaba "esto no puede estar sucediendo, parece uno de mis tantos episodios imaginarios, solo que..real". No recuerdo con exactitud lo que me preguntaba en ese corto lapso caminando, pero eran cosas simples creo, cosas como por qué parte de Guardia Civil vivía y qué tal la había pasado en mi "reu"..y ya le había explicado que se trataba de una reunión de reencuentro y blablablá, eso llevó a que le contara, ya dentro del taxi, sobre el viaje que hice y lo bien que la había pasado en las últimas vacaciones. Él, quien por cierto se había sentado en el asiento posterior conmigo, sinceramente parecía prestar mucha atención a lo que le contaba, le gustaban los detalles, sin querer saber demasiado tampoco, ya que no habíamos hablado así nunca antes. En un momento se me ocurrió preguntarle qué era lo que ÉL hacía en ESE supermercado para luego irse hasta La Molina, y me respondió diciendo que había tenido una especie de conferencia en la universidad hasta esa hora y que ahora tenía que ir a la casa de un señor con el que trabajaba para programar otras reuniones de trabajo. Trabajaba en una empresa de revistas..no entendí bien de qué trataba eso pero asentí a todo lo que dijo para que no pensara que era una inculta. De conversación en conversación, empezamos a hablar de parejas (no pensé que llagaríamos a tocar ese tema, hablábamos como si tuviéramos la misma edad); él se manifestó diciendo que me faltaba un enamorado para este tipo de cosas, de traerme, recogerme, etcétera y se rió..yo no le había dicho para nada si tenía o no enamorado, así que empecé a pensar que lo había dicho para tantear, pero luego pensé "no seas ridícula".
-Ja ja, puede ser, aunque a veces me gusta andar sola -dije- y a ti te falta una que te acompañe a hacer tus cosas.
Aunque él había sido quien empezó a hablar de esa manera, pensé que realmente me había propasado con la confianza cuando dije eso último, por eso ya iba a disculparme pero él me interrumpió sonriendo:
- Ja..hace varios años que no tengo pareja, creo que ando muy ocupado con esto del trabajo, aunque no me caería nada mal en algunos momentos
-¿"En algunos momentos"? -pregunté sonriendo, pensando que estaba frente a un chico más del montón, una vez más- habrá que conseguirte una que no quiera tanto compromiso, entonces -o una a la que también le caigas bien "por momentos", pensé-.
Rió y dijo algo así como:
- Nooo..no quise decir eso, digo que a veces pienso que sí me gustaría compartir mi vida con alguien a mi lado, pero hay veces en que siento que no podría dedicarle el tiempo suficiente..tal vez es por miedo, también, que no me concentro tanto en eso, no quiero perjudicar a nadie con mis cosas. Ah, tampoco soy de los que se consiguen una pareja momentéanea, por si llegaste a pensar en eso.
- Noo, lo dije por molestar -mentí-, pero bueno...si estuvieras con alguien supongo que te equilibrarías, todo es cuestión de equilibrar las cosas, bueno y también depende de la otra parte pero...-no me dejó terminar, para mi buena suerte, porque ni yo sabía cómo finalizaría mi oración-:
- ¿Te puedo preguntar tu edad?
- Diecinueve
- Cuando hablas pareces mayor
- "Cuando hablo" -dije riéndome- porque cuando no, parezco una colegiala
- Jajaja algo así
En ese instante él sacó su celular del bolsillo trasero de su pantalón, por lo que requería acomodarse de nuevo, y lo hizo sin querer acercándose más a mí. Pude vernos en el espejo retrovisor del taxi y definitivamente parecíamos todo menos profesor y alumna.
- Sí, siempre me lo dicen
- ¿También [te dicen] que cuando hablas pareces muy madura para tu edad?
- Mmm...sí, a veces -dije eso tan "rochosamente"- ¿tú qué edad tienes?
- Treinta -respondió como si la vida le pesara. Yo ya sabía su edad, solo lo pregunté para estar parejos.
No sé cuánto tiempo había transcurrido, habíamos hablado de muchas muchas cosas y aunque suene trillado.."parecía que nos conciéramos desde hace mucho tiempo". Al hablarle lo miraba fijamente a los ojos cada vez que podía para ver cómo reaccionaba y, cabe recalcar, que lo tenía realmente cerca de mí, mi cara se encontraba solo a unos centímetros de la suya solo que un poco más abajo.
- ¿Quéééé? pareces menor, sobre todo cuando dictas tu clase, parece que te pusieras nervioso y pareces..no sé..como un niño..todo rochoso a veces..
Fue en ese "a veces" que volteé a mirarlo de nuevo y el me quedó mirando a los ojos tan penetrantemente que mi cerebro no aguantaba y me quedé callada de golpe, como si me hubieran callado, como si él me hubiera callado de pronto. Puedo haber parafraseado muchas cosas que no me acuerdo con precisión pero lo que sí recuerdo es, obviamente, ESE momento, y si he tratado de recordar lo más y mejor posible todo el diálogo es más que nada para saber cómo llegué a ESE momento del A VECES.
En mi mente pasaron como mil escenas de todo las situaciones que me había imaginado estando con él, y tal vez por esa razón no sentía que lo que me pasaba realmente en ese momento era algo distinto; es decir, ya me lo habia imaginado tantas veces que no fui capaz de percibir la diferencia entre la realidad y la fantasía. Era muy confuso. Hasta que sentí su barba rozar mi barbilla.
...
Ya para ese instante no recuerdo si yo estaba con los ojos cerrados o no...o si él sí o no..no puedo recordar eso, solo sé que el de pronto sentir sus labios junto a los míos fue una de las sensaciones más extrañas e increíbles que pude haber experimentado. Gracias a eso fue que desperté y me di cuenta de que no estaba imaginando como siempre, esto había superado totalmente cualquier expectativa de chica soñadora e ilusa.
Ese primer beso duró...mucho. Yo simplemente no quería despegarme porque tal vez al hacerlo podría aparecer de un momento a otro en mi cama mirando el techo viendo como todo se esfumaba en mi mente, soñando. Por mi cabeza pasaban muchas cosas, pensaba en qué podría decirle después de eso, cómo debería sentirme, cómo él se sentiría, si el dijo que no era de esos chicos que buscaban relaciones momentáneas, ¡¿QUÉ PASABA ACÁ?!
Una interrupción del taxista por fin acaparó la atención de los dos y tuvimos que separarnos.
- ¿Qué fue...eso? -dije.
- Perdóname, perdóname de verdad -lucía muy confundido y ahora más inquieto que nunca
- ¿Perdonarte qué? si yo no me esforcé en detener nada tampoco -estaba nerviosa, no quería escucharlo decir que eso nunca debió pasar o algo así.
- Pero...no debí propasarme desde el inicio..yo..yo empecé..no quise que terminara así.
- ¿De verdad no querías que terminara así? Bueno, no te preocupes, ya fue, tranquilidad- trataba de calmarme y aparentar que el suceso no había sido nada grave, para que él tampoco se traume ni tenga remordimientos.
- Es que...sí..de algún modo sí quería hacer eso pero..no sé si esté bien..o sea, es como si me hubiera salido de mi papel..
- Yaaa, tranquilidaaad, eres un profesor que tuvo un lapsus y se salió de su papel y ya, ya fue, todo está bien.
- ¡No! no todo está bien..tal vez te hice pensar cosas que no debí o no sé..
- Tal vez sí pero si ya me lo aclaraste, normal entonces pues, yo también como que me salí un poco de mi papel de alumna, ¿no crees?
- Sí -ya estaba tranquilizándose- pero yo te incité a eso creo
- ¿Crees que no tengo la voluntad para zafarme de ese tipo de situaciones si quiero? No he caído, también participé en eso porque me lo permití. Es culpa compartida, pero ya está hecho. ¡PUNTO FINAL! -lo decía riéndome, no me quedaba otra alternativa que burlarme de todo..hasta que recordé algo- espera ¿dijiste hace un rato que SÍ querías hacer eso?
- Me llamas la atención, eres rara, en un muy buen sentido, eres diferente aunque no te conozco nada, lo percibo, podrías ser interesante..aunque nunca hablas en mi clase, sí te he visto. ¿Tú dijiste que te lo permitiste?
- Mmm...sí..pero tu confesión es más directa creo yo...
Y listo. Se dio cuenta de que yo también estaba interesada. Se tomó cerca de tres minutos para pensar todo en silencio y yo miraba hacia la calle, ya estábamos por llegar a Guardia Civil y a mi casa y le pregunté acerca de cómo haríamos con el dinero, él dijo que no me preocupara, que él pagaría todo (después de todo lo que había pasado me pareció razonable). Todavía estaba con su mirada perdida, así que...no sé por qué lo hice pero le volteé la cara despacio con mi mano en son de amistad y le dije que ya todo estaba bien, a lo que él respondió sonriendo un rotundo "No", para luego tomar mi cara con su mano y volver a besarme..y yo me lo volví a permitir. Fue tan increíble como el primero, hasta mejor, él estaba tranquilo y yo también, parecía que ahora sabía lo que hacía y se sentía bien teniendo otro lapsus, al parecer. Cuando el taxista pidió una referencia para llegar a mi casa tuve que distanciarme de Adrien de nuevo, pero luego le besé la frente, la nariz y la boca y él no puso resistencia. Le pregunte de nuevo qué era todo eso y solo me dijo si lo podríamos conversar el lunes después de clase como quien hace una consulta a su profesor, y que si podía mientras tanto mantenerlo en secreto, sería mejor. No lo dudé, tampoco quería arriesgar su puesto por algo así. Llegamos, le di un beso en la mejilla y bajé del carro. Mientras subía a mi departamento pensaba que esta noche iba a ser larga si pensaba escribir en mi blog todo lo que acababa de pasar; y aunque algunas amigas sabían de mi atracción hacia Adrien, no era, por obvias razones, muy prudente contárselos (y mucho menos, decirles que tenía un blog) hasta que las cosas se aclaren.
De haber llegado hasta aquí, leer Un paréntesEs - Aclaración
Boca arriba
De penas
20 de diciembre de 2010
´5p
4 de diciembre de 2010
Flecha
Mi ilimitado flujo de palabras no dichas
Mis lamentos
Mis poco decoradas formas de hablar
Mis ideas inconexas
Mi constante pérdida de perspectiva
Mis saludos inciertos
Mis ganas de gritar
Mis miradas al piso
Mi velocidad al caminar
Mis abstracciones
Mis temblores de pierna
Mis aplausos
Mi dificultad para hablar en público
Mis reacciones siempre contrarias a lo que quiero en realidad
Para cuando me doy cuenta, siento que ya nada de ahí me pertenece, todo brota y se va, no se acaba, solo se va. Solían irse sin dirección alguna…hasta hoy, hasta hace unos días, en donde las imprecisiones han puesto en tela de juicio mis mensajes, y ahora soy conciente de nuevo de todo lo que dejaba ir, y por controlarlo todo sin querer, termino transmitiendo lo mismo. Porque siempre hay nombres propios en medio de toda esta maraña. Y porque cuando ni yo entiendo lo que escribo, se avecina una señal.
9 de noviembre de 2010
esto está sin llave
si es esa la pregunta que te asalta de vez en cuando
tan ansioso, tan lerdo
tan alegremente agotado
no entiendo de pruebas
no camines por mis sendas
que son nunca garantía
y siempre cepo inseguro
son los riesgos que no tomo
esos los que te evitan el desconsuelo
y festejan a tus espaldas la querella perdida
que no va más y no va más
y qué, si es apenas una prueba
prueba de qué
de qué no voy más, no voy más
por mi propia senda
que fácilmente he huído
de lo que de haber sucedido
hubiera dejado una prueba de ser.
silencio imprudente
que su fin dependa del temido son de las manecillas vacilantes
(de una, de dos, de tres)
que es aplacado solo luego de su propio ardor
y que entonces no vale de mucho
vale de nada, vale de poco
poco avanzo si me aferro al juego
si por acallarlo lanzo gritos
¡gracias!
cuántos momentos vertidos en compostura
¡gracias!
me falta de todo, menos el silencio candente
cuánta mente en irritación
cuánta es la espera helada
a por mí, a por mí
a ahuyentar el silencio candente
el silencio imprudente
(no me hace falta)
tan maldito, tan denso
que ni el suspiro lo devora
ni lo acalora la brisa
y no, nunca termina ahí donde empezó.